Un currículum parecido al anterior poseía Vlad "El Empalador", conocido mundialmente como El Conde Drácula, quien no era ningún vampiro, pero tampoco era precisamente un buen tipo, según cuenta el autor de este compendio de personajes adictos a derramar sangre.
Drácula, cuyo significado en rumano es "Hijo del Dragón", nació en Transilvania en 1431. Un panfleto del siglo XV recogido por Thomsom habla de él como un empalador nato, que además asaba y cocía las cabezas de sus enemigos en una olla y los despellejaba y picaba como si fueran coles. Pese a todo Vlad III Tepes de Valaquia continúa siendo un héroe nacional en Rumanía, país al que liberó del yugo turco con puño de hierro... y estaca de madera, según explica Thomsom en su apasionante relato.
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