Diversos estudios han asociado los resultados escolares al entorno, a la familia, a la educación de los padres, a la sala de clases, etc. A esto se agrega la primera investigación chilena que determina la influencia de la música en el desempeño académico, realizada por el economista de la Universidad de Chile, Pablo Egaña.
Para demostrar esta tesis (cuyos tutores fueron Juan Pablo Valenzuela y Dante Contreras), el economista, se internó en los beneficios que entregó a sus participantes, Orquesta Infantil Juvenil de Curanilahue, existente entre 1996 y 2003 y, cuya población presenta altas tasas de cesantía y pobreza (ver recuadro).
En sus inicios, los alumnos comenzaron sin instrumentos, aprendiendo de la movilidad de dedos y manos con simples lápices y clases de teoría musical en abstracto, dejando en claro que cuando se quiere realizar algo, no hay adversidad que lo impida.
En este trabajo, se vio los efectos de la participación intensiva en orquestas infantiles y juveniles (en Chile surgen de la mano del director de orquesta Jorge Peña hace más de treinta años) que comienza en la educación básica y termina en la media, como un elemento relevante detrás de los logros académicos.
Se siguió el rastro de los jóvenes de la orquesta y se comparó con un grupo de control de 70 estudiantes del mismo liceo Polivalente Mariano Latorre que no participaron del proyecto. Siete jóvenes, que rindieron la PSU en 2003: lograron 50 puntos más en Lenguaje y 30 puntos más en Matemáticas que el grupo de control. Ello no sólo les permitió entrar a la universidad, sino mantenerse en ella.
“La participación en las orquestas (pienso que se podrían encontrar resultados similares en teatro) potencia el desarrollo de habilidades no cognitivas: autoestima, trabajo en equipo, tolerancia a la frustración, etc. que generan un impacto en aspectos cognitivos, como son los puntajes en la PSU”, dice Egaña, quien ejemplifica: “Los profesores te cuentan cómo cambia la actitud de los niños en clases: aumenta su participación y están más concentrados, lo que hace que la misma clase sea más provechosa. Es decir, lo que antes el alumno estudiaba en dos horas en su casa, parándose, mirando televisión, etc., ahora puede hacerlo en 30 minutos de manera más concentrada y efectiva”.
El músico, profesor, director de la sede de Concepción de la Fundación Orquesta Juveniles e Infantiles, y mentor de la Orquesta Infantil Juvenil de Curanilahue, Américo Giusti, tiene claro los beneficios académicos: “La música entrega disciplina, un componente vital para obtener logros. Cuando el niño aprende por una experiencia propia es más potente que la vía del premio o el castigo, ya que hace un trabajo y un esfuerzo que tiene una meta y entrega un logro, una realización. Es otra forma de aprender”.
Para el maestro Giusti, si al proceso de aprender un instrumento se suma el incentivo de la familia es aún mejor: "Cuando un instrumento llega al niño, es toda la familia que se abre al disfrute del arte, la cultura y al trabajo duro, cotidiano y de equipo”.
“Este aprendizaje logra resultados desde un comienzo, lo que le entrega al alumno el valor del trabajo y del esfuerzo. Esto trae consigo una autoafirmación del niño, una mejora en la autoestima”, dice Giusti quien no sólo recuerda la parábola de los Talentos para ejemplificar el enorme beneficio que entrega la música, sino también se da el tiempo de relatar la parábola de los Picapedreros, donde unos sólo sienten que pican piedras y otros sienten que construyen catedrales. Con éstas y otras historias como Aquiles y la Tortuga, que entre otras cosas habla de la motivación por el trabajo y el esfuerzo, Giusti dice que el aprender música, además, mejora la continuidad", explica.
“A través del aprendizaje de un instrumento fortalecemos, también, el carácter y la voluntad. En la Fundación que ayudamos a 270 orquestas que se han formado, hemos tratado de cultivar una cierta cultura al mérito, a través de las becas, las cuales las ganan los mejores".
UN DIRECTOR QUE SABE DE ESTAS NOTAS DE ENSEÑANZA
La orquesta de Curanilahue surgió bajo el alero del director, de ese entonces, del Liceo Mariano Latorre, Francisco Ruiz Burdiles, quien -con Giusti- tuvo la visión de que creando una orquesta disminuiría la baja expectativa que tenían sus alumnos frente a su futuro.
Desde su experiencia, nos cuenta los beneficios de la música en el rendimiento escolar: “Entrega disciplina a los estudiantes, incluso en aquellos que no la tienen. En la orquesta Curanilahue, no sólo se logró eso con horas de ensayo, sino también les dio resultados. Se internó en los alumnos el concepto de que vale la pena sacrificarse ya que después hay una retribución y un aplauso”, dice Ruiz.
Este profesor y ex director de ese liceo sureño, no cree que la música sea la única que entrega esos efectos. Es un convencido de que las artes y el deporte también lo hacen, sin embargo la música tiene una estructura que permite una educación más igualitaria: “Los profesores les enseñaban a los niños a tomar físicamente un instrumento, entonces la interacción entre el profesor y el alumno es más cercana. Es ponerse de igual a igual, lo que favorece el aprendizaje y hace que el estudiante tenga un compromiso con el maestro", explica Ruiz, quien agrega: "Participar de una orquesta, además, desarrolla el trabajo en equipo: para tocar una pieza musical hay que hacerlo en grupo”.
Para demostrar esta tesis (cuyos tutores fueron Juan Pablo Valenzuela y Dante Contreras), el economista, se internó en los beneficios que entregó a sus participantes, Orquesta Infantil Juvenil de Curanilahue, existente entre 1996 y 2003 y, cuya población presenta altas tasas de cesantía y pobreza (ver recuadro).
En sus inicios, los alumnos comenzaron sin instrumentos, aprendiendo de la movilidad de dedos y manos con simples lápices y clases de teoría musical en abstracto, dejando en claro que cuando se quiere realizar algo, no hay adversidad que lo impida.
En este trabajo, se vio los efectos de la participación intensiva en orquestas infantiles y juveniles (en Chile surgen de la mano del director de orquesta Jorge Peña hace más de treinta años) que comienza en la educación básica y termina en la media, como un elemento relevante detrás de los logros académicos.
Se siguió el rastro de los jóvenes de la orquesta y se comparó con un grupo de control de 70 estudiantes del mismo liceo Polivalente Mariano Latorre que no participaron del proyecto. Siete jóvenes, que rindieron la PSU en 2003: lograron 50 puntos más en Lenguaje y 30 puntos más en Matemáticas que el grupo de control. Ello no sólo les permitió entrar a la universidad, sino mantenerse en ella.
“La participación en las orquestas (pienso que se podrían encontrar resultados similares en teatro) potencia el desarrollo de habilidades no cognitivas: autoestima, trabajo en equipo, tolerancia a la frustración, etc. que generan un impacto en aspectos cognitivos, como son los puntajes en la PSU”, dice Egaña, quien ejemplifica: “Los profesores te cuentan cómo cambia la actitud de los niños en clases: aumenta su participación y están más concentrados, lo que hace que la misma clase sea más provechosa. Es decir, lo que antes el alumno estudiaba en dos horas en su casa, parándose, mirando televisión, etc., ahora puede hacerlo en 30 minutos de manera más concentrada y efectiva”.
El músico, profesor, director de la sede de Concepción de la Fundación Orquesta Juveniles e Infantiles, y mentor de la Orquesta Infantil Juvenil de Curanilahue, Américo Giusti, tiene claro los beneficios académicos: “La música entrega disciplina, un componente vital para obtener logros. Cuando el niño aprende por una experiencia propia es más potente que la vía del premio o el castigo, ya que hace un trabajo y un esfuerzo que tiene una meta y entrega un logro, una realización. Es otra forma de aprender”.
Para el maestro Giusti, si al proceso de aprender un instrumento se suma el incentivo de la familia es aún mejor: "Cuando un instrumento llega al niño, es toda la familia que se abre al disfrute del arte, la cultura y al trabajo duro, cotidiano y de equipo”.
“Este aprendizaje logra resultados desde un comienzo, lo que le entrega al alumno el valor del trabajo y del esfuerzo. Esto trae consigo una autoafirmación del niño, una mejora en la autoestima”, dice Giusti quien no sólo recuerda la parábola de los Talentos para ejemplificar el enorme beneficio que entrega la música, sino también se da el tiempo de relatar la parábola de los Picapedreros, donde unos sólo sienten que pican piedras y otros sienten que construyen catedrales. Con éstas y otras historias como Aquiles y la Tortuga, que entre otras cosas habla de la motivación por el trabajo y el esfuerzo, Giusti dice que el aprender música, además, mejora la continuidad", explica.
“A través del aprendizaje de un instrumento fortalecemos, también, el carácter y la voluntad. En la Fundación que ayudamos a 270 orquestas que se han formado, hemos tratado de cultivar una cierta cultura al mérito, a través de las becas, las cuales las ganan los mejores".
UN DIRECTOR QUE SABE DE ESTAS NOTAS DE ENSEÑANZA
La orquesta de Curanilahue surgió bajo el alero del director, de ese entonces, del Liceo Mariano Latorre, Francisco Ruiz Burdiles, quien -con Giusti- tuvo la visión de que creando una orquesta disminuiría la baja expectativa que tenían sus alumnos frente a su futuro.
Desde su experiencia, nos cuenta los beneficios de la música en el rendimiento escolar: “Entrega disciplina a los estudiantes, incluso en aquellos que no la tienen. En la orquesta Curanilahue, no sólo se logró eso con horas de ensayo, sino también les dio resultados. Se internó en los alumnos el concepto de que vale la pena sacrificarse ya que después hay una retribución y un aplauso”, dice Ruiz.
Este profesor y ex director de ese liceo sureño, no cree que la música sea la única que entrega esos efectos. Es un convencido de que las artes y el deporte también lo hacen, sin embargo la música tiene una estructura que permite una educación más igualitaria: “Los profesores les enseñaban a los niños a tomar físicamente un instrumento, entonces la interacción entre el profesor y el alumno es más cercana. Es ponerse de igual a igual, lo que favorece el aprendizaje y hace que el estudiante tenga un compromiso con el maestro", explica Ruiz, quien agrega: "Participar de una orquesta, además, desarrolla el trabajo en equipo: para tocar una pieza musical hay que hacerlo en grupo”.
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